Friday, March 6, 2009

Te lo ofrezco


He salido un instante a la terraza a ver al hondo campo que se extiende hasta lejos, hasta muy lejos. Necesitaba un leve descanso. La pluma, cuando la tomo en mi mano para escribirte, me aprisona como a un indefenso pajarillo, me arrebata, me subleva la imaginación, y he de soltarla unos minutos, huyendo de que ese tósigo me perjudique. […]

Al pie de la terraza empieza el campo, que llega hasta el infinito. Yo no quiero que haya más campo que este que abarco con la Mirada. Yo quisiera tener todo el campo del mundo ante mí, que no quedara lejos de mí ningún trozo de campo para poder decirte cuando tímidamente apoyases tu cabeza en mi hombro y un temblor de cariño te recorriese el cuerpo :
- Es ese campo hermoso donde pace el ganado lo que me han ofrecido para ti. Es ese campo verde donde viven los mirlos y las alondras, o ese otro campo pardo donde los saltamontes y las cigarras alborotan para que tú te diviertas, o aquel campo gris de más allá, en el que la caza pasea confiada a tus pies, lo que Dios quiso reunir en una mirada para que te sintieses dueña de todo. Tómalo. Yo te lo ofrezco para que deposites en él todo ese inmenso cariño que te tengo, y que aún no me explico cómo es posible que quepa entero dentro de un solo hombre ; que aún no me explico cómo es posible que pueda ofrecerse entero a una sola mujer …

[Camilo José Cela, Pabellón de reposo]

No comments:

Post a Comment